
El comercio es una actividad que ha acompañado a la civilización desde sus inicios. Y la arquitectura se relaciona con él, a lo menos, de dos formas: por un lado, sus transacciones tienen lugar en los espacios de la ciudad, en sus edificios, calles y plazas; por otra parte, el espacio y las construcciones en sí mismas constituyen patrimonio y bien de cambio.
Dedicado a edificios que normalmente todos usamos -sin considerarlos especialmente dignos de mención como arquitectura- este número intenta establecer una mirada crítica pero desapasionada sobre esta realidad en que el consumo permea y define buena parte de la vida contemporánea.
Cómo nos movemos dentro de un supermercado, cuáles son los rituales que tienen lugar en los exitosos condominios costeros, cómo el mall se ha integrado a la vida urbana de nuestras ciudades y de qué forma la buena arquitectura y el buen diseño constituyen un capital son algunos de los temas que revisan los artículos presentados. Junto a ellos, una breve selección de obras que incluye estaciones de servicio -Sabbagh- y un proyecto de restaurant en que el ocio urbano se presenta como una experiencia de los sentidos ante el peso y la materia - Radic.
No hay comentarios:
Sea cortés, escriba claramente; No se salga del tema